El invierno está llegando.
El viento del Norte empieza a soplar y como en Chocolate, te entran ganas de irte lejos, a descubrir nuevos mundos, a enfrentarte a otras experiencias.
Pero en vez de hacer las maletas he recordado que el año pasado empecé a hacer un diario del mar.
Cada mañana hacía una fotografía de la playa que veo cada día de mi vida.
Hace unos días, mirando el mar, recordé esta idea.
Quizá porque el invierno ya ha llamado para avisar de que pronto llegará o porque el viento del norte empieza a azotar mi cara he decidido retomarla, nunca es tarde...
Quizá no será una cita por día, se dilatará más en el tiempo pero el mar sigue ahí...